viernes, 18 de marzo de 2011

Meditación sobre el Tsunami de Japón.






Cuando miraba las escalofriantes imágenes del Tsunami de Japón, me vinieron a la memoria los versos de Jorge Manrique a la muerte de su padre: “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir ...”. Solo que al revés. En este caso es el mar el que muerde la tierra para arrasar con vidas, casas, fábricas, autos, centrales nucleares.

El pueblo japonés, que tiene un trasfondo de cultura Zen, ha vivido experiencias de enorme dolor como fueron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Está incluso hecho a los frecuentes terremotos. Pero los cronistas aseguran que muchos esta vez han perdido su calma de máscara de samurai para verse nerviosos, preocupados y desde luego sufrientes ante la tragedia que han vivido y siguen viviendo.

El hecho despierta una monumental meditación sobre el hombre y su vida en la tierra. Hacemos viajes espaciales y conseguimos jubilar un Discovery, llevamos en el bolsillo lo último de las tecnológicas de comunicación, conseguiremos sin duda obtener nuevas fuentes de energía y luchar con las enfermedades ahora incurables. Pero seguimos siendo una neblina de impotencia sobre nuestro mundo cuando este se encabrita en un terremoto, un tsunami, una erupción volcánica, un tifón, un tornado o una tempestad.

¿Qué es el hombre? Sin duda una máquina compleja y autónoma que funciona en el espacio y tiempo con capacidad de saltar sobre la espaciotemporalidad gracias al cerebro y de trascender su mundo a través de la contemplación espiritual. Puede crear obras de arte, amar, subsistir en situaciones adversas. Pero llega un momento en que su tiempo se acaba, su tecnología resulta impotente, su genialidad se esfuma y desaparece tragado en una ola, mientras sus casas caen como naipes y sus centrales nucleares se convierten en agentes de mayor destrucción y muerte.

¿Hay salida? La única es romper la burbuja, mirar el mirar, descubrir la índole de apariencia de la materia, desvelar aquí ahora nuestro lado eterno, ahondar en el misterio no conceptualmente, sino desveladoramente, gracias a una intuición que mira al mundo desde lo alto y lo profundo, como parte de un todo en transformación, y no bajo la anécdota de mi cartera, mi casa, mi jardín, mi oficina o mi calendario. Hay un Tsunami cada día, el del hambre que se lleva millares de niños durante un suspiro. Hay un Tsunami de miseria, violencia, guerras, explotación que haría a muchos la muerte apetecible. Son Tsunamis habituales que a nadie o casi nadie importan. Pero que forman parte de esta manera frágil y quebradiza propia de nuestra existencia.
Un instinto de supervivencia nos hace pensar que eso no va conmigo, hasta que viene.
Pero hoy y siempre es hora de permanecer despiertos, de tener la alcuza llena y la lámpara encendida, por si el novio se presentara. Aunque en realidad la muerte es parte de la película y el novio está ya aquí, Patricia Núñez S. Teóloga.

lunes, 21 de febrero de 2011

Tú Eres Don.


Abres tu Alma, descubres que todas aquellas intuiciones fueron ciertas.

Recuerdos intensos, profundamente añorados.

Abres tu Mente, sabes que puedes pensar que sea posible un mundo de bendiciones.

Piensas en el Don que Eres.

Abres tu Corazón, descubres que Tu Mismo/a  eres la magia que crea todo lo que anhelas.

Y así dejas estelas de milagros a cada paso, recreando el Origen.

Termina el miedo y renace el Amor más absoluto para todos.

Ya no habrá más que Vida, solamente Vida. Sin lágrimas, llegas al final de la dualidad.

Los extremos se han unido formando un círculo perfecto.

Has cruzado el puente y tu Ángel y Tu ya son Uno.

Dios ya no tiene opuestos.

Lo integras a Ti.

Tu Eres en Dios.

La estrella mas lejana Brilla, danza en tu Corazón y siente latir en Ti la belleza de todo el Universo.

El Universo mira absorto como despiertas al extasiarte en el Amor más Sublime.

Y se contempla a sí mismo en tu interior.

Manantial de Cristal que lo refleja.

Tu Eres en  Dios.

Sagrado Ser de las Estrellas.

Tú Eres en Dios.

Rey o Reina  del Amor.

Magia Eterna.

Viniste a este mundo a encontrarte a ti mismo/a.

Y mientras no te encontraste el mundo reflejó tu propia ausencia, tu propio vacío, carencia y dolor que tomaste como ciertas.

Ilusiones.

El azar no existe.

Siempre se hizo tu Voluntad aunque no te dieras cuenta, y así creaste sin notarlo tu propio dolor.

Ahora despiertas y creas con Tu Ser la Vida que anhelas.

Creas lo que Eres.

Honras la existencia cuando te honras a Ti.

Ahora con plena consciencia.

Semillero de Corazones que comienzan a encenderse, eso es el mundo.

Contemplas en Ti, y en todo a tu alrededor la Perfección.

Orden Divino.

Danzas Ángel Humano, Danzas con la Tierra, el Reino que tanto hemos intuido al fin se está realizando.

Y en la rueda de la Vida renace el Hogar.

Aquí y ahora, aquí y ahora, aquí y ahora.

Eternidad de Amor.

Luz en tu Corazón.

Cierras tus ojos.

Miras en tu interior la estrella brillante que gira intensamente en medio de tu Ser.

Miras como su brillo crece hasta tocar todo lo que existe.

Todo queda encendido por Ti.

Permites que el Amor se plasme en las sombras, iluminándolas.

El Corazón de la estrella más lejana te reconoce y se eleva contigo.

Danzas, Ángel Humano, Danzas con La Tierra.

Permites que el Amor te convierta en lo que en Verdad Eres.

DIAMANTE DE CRISTAL.

LUZ.

ESO ERES.

LUZ.

SOLAMENTE LUZ DE AMOR.



Con Cariño a todos mis lectores, Patricia.