El espíritu del Creador está presente
en todos.
Cada vez
que pensamos que algo o alguien, incluidos nosotros
mismos, “debería” ser
diferente estamos alejándonos del camino espiritual. Estamos negando la
Presencia del
Espíritu que es todo lo que existe. Intercambiándolo por nuestras pretensiones
y preferencias.
No se
puede ser un buscador de la verdad y al mismo tiempo estar luchando contra la
realidad que se desenvuelve ante nosotros.
El
Espíritu está presente en todo. Y todo es TODO. Por eso los místicos de todos
los tiempos, o nosotros mismos cuando entramos en un estado de conciencia
ampliada o unificada, llegamos percibir la presencia de Dios como lo único
existente. No es que la cosa se convierta en algo diferente, sino que al
quitarnos el paño de los ojos nuestra observación nos revela las cosas como
siempre lo fueron: una manifestación perfecta del Creador, imbuida de su Poder
y su Presencia…una parte de Él.
Esto es
muy importante.
Es muy
importante para nosotros como personas que aspiramos a descubrir el Espíritu y
unirnos a Él. Lo es porque el Espíritu está siempre presente y forma parte de
nosotros moviéndonos en cada instante. Cada instante somos parte de Él y
nuestra existencia separada es irreal, sólo producto de una niebla ante nuestra
mirada, un puñado de polvo en los ojos que no nos deja ver.
Si el
Espíritu ya Existe, y no tenemos que inventarlo.
Si el
Espíritu ya está completo, es perfecto y nos incluye; y no tenemos que
alcanzarlo, perfeccionarlo o hacernos parte de él.
Si esto
es así, entonces no tenemos que crearlo ni afanarnos por sostener algo
inexistente (como sí hacemos con nuestras preocupaciones, resistencias y
vicios) con esfuerzos desordenados e inútiles.
Si
sabemos que el Espíritu está por dentro y fuera de nosotros ¡por todos lados!
Si nos
sabemos parte de Él…las culpas por lo que fue, las resistencias ante lo que ES
y el miedo a lo que será salen sobrando. Y perjudicando, lamentablemente. Están
de más los esfuerzos desordenados por alcanzar algo que está frente a nuestros
ojos, de más los esfuerzos por evitar sentir
lo que estamos sintiendo en este momento (¡Lo estamos sintiendo a Él!), de más
las prisas, porque sólo existen sus tiempos que son perfectos. Así que el
sufrimiento y la tensión no son herramientas adecuadas para el trabajo
espiritual Mucho menos lo son el rechazo a nuestros semejantes o a las
situaciones que se desenvuelven en el mundo.
Las
herramientas que nos permiten vivir en el Espíritu, o vivir espiritualmente en
el mundo, si lo prefieres decir de esa manera, son:
El ver
las cosas como son. Ver las cosas como son con lo que tenemos ante los ojos nos
permitirá ver las cosas como son cuando estemos frente a frente con la Verdad del
Espíritu. El hombre o la mujer que se acostumbran a pensar en el Cielo cuando
están en la Tierra, estarán pensando en la Tierra cuando
estén en el cielo; en última instancia se acostumbran a estar pensando en lugar
de observando, así que nunca conocen ni comprueban nada. Nunca se unen al
anhelo de sus suspiros, al fruto y meta de sus esfuerzos.
Así que
observemos la Tierra cuando
estemos en la Tierra y unos
ojos así aguzados podrán ver el Cielo cuando lo tengan delante…podrán actuar en
ambos mundos. El más acá y el más allá. Y recordemos que estoy hablando de
momentos, ya que no hace falta morir para ver el Cielo, o el corazón y la Pureza del
Espíritu revelándose ante nosotros. En Realidad, se revela todo el tiempo, no
se esconde ¡no hay secreto!, excepto ante
nuestros ojos que no se acostumbran a ver, a estar atentos. Así que ese estar
atentos nos permite ver la
Realidad y la
Abundancia que
siempre han estado ahí.
Ver y
aceptar, en lugar de negar y quejarse, es algo que limpia nuestros ojos para
poder percibir el Espíritu.
Y si nos
sabemos parte de Dios, ya no tenemos que hacer esfuerzos para estar unidos a
Él; sólo reconocemos que lo estamos. Nada de sufrir para ser aceptados, porque
es una estupidez. No porque sea innoble, sino porque no hay esfuerzo válido
para unirte a algo a lo que ya estás unido. Me gustaría ir un poco más allá: si
estamos unidos el sufrimiento que sentimos es el mismo que Le hacemos sentir a
Él. La mejor ofrenda, la mejor búsqueda y la mejor acción, serán siempre
reconocernos Unidos, y por lo tanto hacer lo que nos llene el corazón de Gozo y
Paz profunda…ya que Eso será lo que le estaremos ofreciendo a Aquel, cuya Unión
indisoluble con nosotros, queremos recordar y vivir. Sólo
aceptar el momento. Sólo fluir conl. Y hacer lo mejor que podemos.
Y todo se
desenvuelve AHORA. Y por lo tanto, sólo AHORA se aprende. Así como está nuestro
cuerpo. Así como está nuestra mente. Así como están nuestras relaciones. Así
como está nuestro trabajo y misión. Así como está el mundo. Ahora, en este
momento, entre estas líneas y estas voces.
En el
latido que sientes en tu pecho.
Un abrazo
fraterno, Patricia Núñez S. Teóloga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario